Viajar...

"Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias" Ibn Battuta

La vida es nuestro Gran Viaje: comer fuera de casa, ir de paseo por un parque, descubrir un rincón desconocido, divertirnos en un río o atravesar el Atlántico, todo forma parte de nuestra gran experiencia.

"¡Ah, los lugares a los que irás!" Dr. Seuss





miércoles, 27 de julio de 2011

Conocer el Paraíso

Nuestro Viajero JC se dio un paseo por el archipiélago de Los Roques y nos trajo este post para compartir su experiencia en "el Paraíso".

La satisfacción de conocer el paraíso
Por JC


¿Qué se sentirá estar en el Paraíso?


Cayo de Agua, un verdadero Paraíso
El día que llegué y pisé la más fina y brillante arena, me parecía estar en un sueño. Era como si los sentidos se agudizaran: el olor a sal y a coco, el agua cristalina y cargada de energía, la brisa fuerte pero delicada al mismo tiempo. Había llegado a Los Roques.

Muchas veces al escuchar hablar de este archipiélago, me imaginaba un grupo de cayos como cualquier otra isla de Venezuela, pero ese día, en el mismo momento de mi llegada, comprendí que Los Roques era uno de los rincones que debí haber conocido hace mucho tiempo y que, por supuesto, es un lugar único.

Todo comenzó cuando, con ganas de playa, sol y algo más, inicié la aventura de embarcarme en un viaje que, aunque me emocionaba, lo imaginaba como cualquiera de los que he hecho anteriormente a las costas venezolanas. Me gusta ir descubriendo rincones por el mundo, pero Los Roques me hizo descubrir que muchas veces los lugares más impactantes están más cerca de lo que creemos.

Con mi equipaje, tomé un vuelo rápido, con algo de turbulencia suave, pero rápido. Lo más inquietante quizá haya sido el aterrizaje porque recuerdo que mientras veía por la ventanilla, sólo podía pensar que la pista no sería lo suficientemente larga como para esperar que el avión se detuviera por completo. Afortunadamente está todo bajo control.
Como un explorador, me bajé del avión y fue entonces cuando el Gran Roque empezó a tomar forma en mi cabeza. La bienvenida calurosa por parte de sus habitantes me hizo sentir como en casa, en una casa muy parecida a un paraíso; un lugar valorado por quienes allí conviven.
El Gran Roque y su pista de aterrizaje

Como soy de los viajeros que se integran y experimentan el compartir con la cultura de los lugares que visito, me dejé guiar por las recomendaciones de los lugareños, quienes conocen muy bien las maravillas de este rincón caribeño. "Váyase a Francisqui, luego a Madrisqui y otro día a Cayo de Agua pa’ que vea como se lo va a pasar", me dijo un muchacho. Así lo hice. Armé mi itinerario y pedí que me trasladaran en lancha a cada una de las islas, respirando un aire puro, vital.

En Madrisqui

Doña Carmen es el nombre de la posada donde pasé esos inolvidables días. Allí desayunaba y cenaba cada día. Una comida típica del lugar, preparados de manera sana y artesana. Los almuerzos (las comidas) los tomaba en el cayo en el que estuviera cada día. Generalmente lo preparaba antes de salir de la posada. Incluía siempre algo ligero como sándwiches, ensaladas, galletas y sobre todo muchísima agua.

Hay que tener en cuenta que debemos llevar todo cuanto sea necesario ya que una vez allí en el cayo no encontraremos productos en venta. Es aconsejable llevar agua, protector solar, gafas de sol, gorro y todo lo que creamos que vamos a necesitar, sabiendo que el sol estará sobre nosotros por muchas horas.

Uno de los consejos que recibí y que quiero compartir ya que fue de mucha utilidad, es que acordemos muy bien con el conductor de la lancha el lugar donde nos dejará y nos recogerá, así como la hora a la que deberemos estar en ese punto para la vuelta a nuestro alojamiento.

Los Roques y sus barquitos
Por supuesto, aquello de llevar las provisiones necesarias implica vigilarlas, no sea que les pase como a mi en Cayo de Agua. No, no fui víctima de la delincuencia ya que Los Roques es un lugar súper seguro, con mucha vigilancia y cuyos habitantes tienen una excelente cultura turística. Lo que me sucedió fue que quise dar un paseo por la orilla del mar y andando me fui alejando, así que al regresar vi desde lejos que algo estaba debajo de mi sombrilla. Al acercarme me di cuenta de que un perrito estaba ocupando mi lugar y cuando llegué me miró, tomó la bolsa con los sándwiches de ese día y se la llevo sin más. Así que esa tarde nos quedó sólo comer el postre. Nos tocaría esperar una suculenta langosta recién sacada del mar (no dejen de probar alguna porque son exquisitas).

Como ésta, muchas anécdotas que contar de Los Roques, pero sin duda lo más importante es que vayas en el plan que vayas, bien sea en familia, con la pareja, sólo o en grupo, este archipiélago siempre te dejará la sensación de haber estado en el Paraíso, de haber sido libre, de recuperar energías perdidas y sobre todo de comprobar que Venezuela tiene mucho más de lo que día a día solemos ver o escuchar. Desde entonces, yo se lo que se siente estar en el Paraíso.
Los Roques, sin duda un Paraíso que hay que conocer

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