Viajar...

"Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias" Ibn Battuta

La vida es nuestro Gran Viaje: comer fuera de casa, ir de paseo por un parque, descubrir un rincón desconocido, divertirnos en un río o atravesar el Atlántico, todo forma parte de nuestra gran experiencia.

"¡Ah, los lugares a los que irás!" Dr. Seuss





domingo, 10 de abril de 2011

Tánger, la puerta de África que mira hacia Europa

 

Aeropuerto de Tánger, Marruecos.

"As Salam Ailekum", escuché decir a aquel hombre. Después de eso, nada más salir del aeropuerto, la tibia brisa mediterránea y los rayos del inclemente sol me convencieron de que la aventura había comenzado... Aquello que está tan cerca y a la vez tan lejos, el límite entre dos continentes. Y yo estaba a punto de sumergirme en esa sensación de placer producida por lo desconocido: ya no tuve duda, estaba en territorio Africano.

Tánger, la Puerta de África que mira hacia Europa
De todo lo que había escuchado y leido acerca de Marruecos, tenía presente algo que recomiendo poner siempre en práctica: "el regateo es la base de cualquier negociación". Antes de subir al taxi, pregunté por cuánto me llevaría al hotel y, aunque no se me da muy bien eso de "más barato por favor", terminé negociando la mitad de lo que inicialmente me había indicado el taxista que me costaría. Primer logro, excelente!

Recuerdo que durante el recorrido (aproximadamente se tarda una hora en llegar del aeropuerto de Tánger al centro de la ciudad), no pude evitar pensar en lo mucho que nos quejamos día a día del tráfico y los conductores, de los que irrespetan las señales en alguna oportunidad y de lo que denominamos caos en las grandes capitales como Madrid. Pero aquello era otra cosa, era un contínuo sonar de las bocinas y los peatones debían asegurarse de acelerar el paso (aunque la señal estuviera a su favor) para evitar ser pillados por los coches, cuyos conductores no asomaban la más mínima intención de detenerse ante ningún semáforo colorado.

Al llegar al hotel, como era pronto, decidimos salir a recorrer los alrededores. Una mezcla de culturas se hacía cada vez más evidente. La huella de los españoles, la separación entre hombres y mujeres musulmanes, la influencia de la apertura occidental y los aromas (¡Oh, esos aromas!) son algunas de las cosas que te maravillan en este territorio de contrastes.

Azafrán, Menta y Cordero
 
Kefta, delicioso.

Como los viernes en casi cualquier restaurante de Tánger se puede disfrutar de un Cuscús de Cordero (los hay de pollo y pescado, pero el de cordero es la especialidad), nos fuimos a degustarlo. Desde ese día quedé prendada de su sabor, su textura y hasta su presentación; hasta me compré como parte de los souvenirs una "cuscusera" para experimentar en casa preparando diferentes versiones de este plato típico marroquí. En el Gran Zoco se consigue de todo!

Indiscutiblemente, hay que probar parte de su gastronomía: el Cuscús, el "Kefta" que es un plato de carne preparado en una cazuela de barro con un huevo y una salsa picante - el mejor que he probado fue en un restaurante ubicado en la Avenida Mohamed VI, frente al paseo marítimo - el khobz, pan marroquí que te da la sensación de no saber si es pan o galleta, por lo que resulta ideal para acompañar comidas y hasta para disfrutarlo sólo.

Pero como me encanta el dulce y los postres nos pueden faltar, encontré un lugar estupendo, la pastelería La Española, donde tienen gran variedad de delicados pastelillos, tartas, galletas y otros dulces preparados con miel y ajonjolí que te proporcionarán la energía necesaria para continuar recorriendo los rincones de Tánger.

 
Un paseo en Camello siempre es una gran experiencia.
Atlántico y Mediterráneo
En Tánger tenemos dos opciones para disfrutar del mar: la playa bañada por el mediterráneo, que es donde está el puerto, y las playas semi virgenes del Atlántico.

En las primeras, nos encontramos con gran cantidad de visitantes y "observadores", pues es habitual que al final de la jornada laboral se dirijan a la playa para observar el mar y, por qué no, a las turistas que se lucen con sus bikinis.

En esa playa, me encontré con un marroquí, propietario de dos camellos que por unos 5 Euros (unos 60 Dirhams) me hizo dio un paseo por la playa subida a un camello por una media hora. Una experiencia excelente!!

La segunda playa, la del Atlántico, es bastante más fría, pero sólo ver los diferentes tonos de azul en un agua mucho más cristalina, te hacen sentir en un paraíso natural.

¿Me puedo sentar?
 
Una bebida universal.

En las prolongadas avenidas, las terrazas de los "salones de Té" son fundamentales y resulta curioso descubrir que en ellas sólo se sientan hombres. No es bien visto que las mujeres musulmanas se sienten a beber un té a la menta como lo hacen ellos. La primera vez que me dispuse a degustar un fantástico té a la menta, servido en unas preciosas teteritas de plata, tuve que preguntar si podía sentarme por aquello de que "al lugar que fueres haz lo que vieres". Pero no hay de qué preocuparse, se puede uno sentar sin problema, aunque es cierto que las miradas de "estás fuera de sitio" me acompañaban cada vez que hacía un descanso en alguno de estos salones.

El refugio de Hércules
Una de las excursiones que vale la pena hacer es la visita a las Grutas de Hércules. Ubicada a unos 14 kilómetros del centro, se encuentra la cueva de Hércules, donde cuenta una leyenda que el legendario personaje se fue a descansar luego de realizar sus doce tareas. Las vistas que el interior de estas cuevas ofrece del Estrecho de Gibraltar son una maravilla y escuchar el reventar de las olas que inundan la gruta cuando la marea sube, al mismo tiempo que observamos como se funde el azul del cielo con el del mar, son un recuerdo inolvidable.

Tres días en Tánger no son suficientes porque siempre quedaremos con ganas de más, aunque sí bastarán para acercarnos a un Reino mágico, con otra cultura, otro ritmo y otro estilo de vida. Sin duda alguna volveré a Tánger y también apartaré unos días para recorrer ciudades como Marrakech, Agadir, Tetuán, Chefchaouen, Casablanca, Essaouira, Agadir y Fez.

Grutas de Hércules, Tánger. Marruecos.



jueves, 7 de abril de 2011

Caribe
Islas de Venezuela: Paraíso perdido...



Entre el estrés del trabajo y el día a día siempre buscamos un momento para soñar. Es entonces cuando nos imaginamos quizá en una paradisíaca isla, tomando un refrescante coctel a la orilla del mar o acelerando al máximo los niveles de adrenalina cuesta abajo en algún tobogán que desemboque en una cálida piscina para luego comer una exquisita langosta en la playa. Y al caer la tarde, ir de compras a algún Centro Comercial luciendo el nuevo bronceado.Así, cuando llega el momento de decidir el destino de nuestras vacaciones inmediatamente buscamos nuestros boletos y decimos: ¡Margarita, allá vamos!  
Es que Margarita tiene muchas razones que la hacen atractiva, pues es un lugar donde no sólo podemos disfrutar de las más hermosas playas y bahías, sino que cuenta con bondades como una variada gama de establecimientos nacionales e internacionales donde podemos adquirir lo que deseamos a costo de puerto libre. Además, el incremento de construcción de parques de entretenimiento, así como la diversidad de museos, fortines y templos permiten que cada día que pasemos en la isla sea una experiencia inolvidable.
Desde el desayuno podemos olvidarnos de la dieta y comernos unas empanadas de cazón recién preparadas por las empanaderas que se ubican religiosa y estratégicamente en cada esquina  -si quiere degustar las empanadas más sabrosas, entre todas las buenas, visite el pueblito de Santa Ana antes de las 9:00 am. En la cena podrá escoger entre algunas exquisiteces del mar o tal vez lo que su imaginación solicite. Margarita se convierte en uno de los lugares gastronómicos más interesantes, pues representa una mezcla entre lo criollo de nuestro país con los delicados sabores de la región y las exuberantes comidas típicas de muchos continentes.

Definitivamente, sea cual sea el itinerario que tengamos en la maravillosa isla, lo mejor de pasar unas vacaciones en Margarita es que nos quedará el recuerdo y las más impresionantes fotos de momentos, atardeceres y paisajes que podremos volver a ver una vez que regresemos a nuestro agotador día a día para seguir soñando con las próximas vacaciones.