Viajar...

"Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias" Ibn Battuta

La vida es nuestro Gran Viaje: comer fuera de casa, ir de paseo por un parque, descubrir un rincón desconocido, divertirnos en un río o atravesar el Atlántico, todo forma parte de nuestra gran experiencia.

"¡Ah, los lugares a los que irás!" Dr. Seuss





martes, 27 de mayo de 2014

Cuando el viaje es Emigrar...


Cuando planificamos un viaje, son muchas las sensaciones que experimentamos. Es cierto que hay quienes dedican días a evaluar el destino, los lugares que visitará, las experiencias que desea encontrar y hasta hay quienes practican un poco el idioma y estudian las costumbres del lugar donde piensan llegar. También es verdad que algunos simplemente escogen el lugar y deciden aventurarse a descubrirlo sin buscar mucha información. Lo que tenemos todos en común es que tratamos de hacer todo lo posible para asegurarnos de que nuestro viaje será inolvidable. Pero ¿qué pasa cuando ese viaje que planificamos es el de la salida, ese al que vamos con toda nuestra vida embalada en una maleta? Ese es uno de los viajes más difíciles de organizar.

Cuando decides llevar a cabo la idea que desde hace un par de meses te está dando vueltas en la cabeza, empiezan a surgir las dudas: ¿Qué puedo hacer yo en otro país? ¿Cómo puedo "empezar de cero" sólo? ¿Por dónde debo comenzar? 

Las razones que te llevan a tomar esa decisión pueden ser infinitas y únicamente el que lo experimenta sabe a qué responde su planificación de partida. 

Desde hace unos meses he notado la ansiedad de muchos jóvenes (y no tan jóvenes) venezolanos por buscar opciones más allá de sus fronteras. A diario recibo preguntas y solicitudes de personas que desean investigar "cómo está la vida en Europa" o "qué posibilidades hay para un inmigrante en los países europeos". Muchos alegan tener alguna nacionalidad europea heredada de sus padres o abuelos; otros tratan de buscar en un complemento para sus estudios la herramienta que convierta en realidad ese deseo de experimentar una nueva vida en otras latitudes. También hay quienes dicen que están dispuestos a hacer lo que sea por vivir fuera del país porque "todo el mundo se está yendo".

A todos, sea cual sea la razón que los está moviendo hacia el camino de la Emigración, sólo puedo decirles que es muy diferente viajar por vacaciones, cuando sabemos que siempre volveremos "a casa", a emprender un viaje donde el destino será ese lugar al que a partir de entonces llamaremos hogar, ese sitio que poco a poco irá reemplazando nuestras costumbres, palabras y algunas veces hasta nuestros recuerdos...

Lo primero que tiene que tener en cuenta quien está pensando en emigrar, es la verdadera razón que lo impulsa a dejar la vida que tiene hasta ahora. Si tiene claro el motivo y comprueba que no se debe a ningún estado de ánimo ni a ningún impulso por las presiones o por la situación personal o del entorno, podrá tener mayor probabilidad de éxito y evitará pensar en regresar cuando algo no resulte como lo esperaba.  

Otro factor importante a tener en cuenta es que cuando se nos cruza la idea de vivir en otro país, debemos saber cuáles son nuestras limitaciones para evitarnos malos ratos y arrepentimientos una vez que estemos fuera de nuestro "hábitat". Evidentemente, los que tienen una segunda nacionalidad tienen también una oportunidad adicional, pero eso no los hace candidatos perfectos para emigrar, pues puede que aún con ese pasaporte que le abre las puertas del mundo, no esté preparado para asumir todo lo que implica empezar un nuevo capítulo en su vida. 

La idea de vivir en otro país no puede darse porque "yo tengo amigos que se han ido a estudiar a Europa y se han quedado allí". O, peor aún, la selección del país donde continuaremos nuestra vida no puede estar fundamentada en que "todos los que están pidiendo 'remesas' para X país se las han aprobado". Esto sólo demuestra una cosa: que no estas preparado para lo que significa realmente emigrar. Por más que trates de auto-convencerte diciendo "yo estoy dispuesto a hacer lo que sea, a empezar de cero", la verdad es que puede que termines chocando con la realidad y al cabo de un tiempo decidas regresar a tu país alegando que ese lugar al que fuiste no era como esperabas y que no te adaptas a ese cambio porque "extrañabas tu hogar". 

Lamentablemente, en los últimos años se ha experimentado en Venezuela esa situación entre los jóvenes menores de 30 años, quienes están viviendo una especie de virus contagioso como el "me iría demasiado" que muchos criticaron en su momento. Muchos de estos jóvenes no saben aún lo que realmente desean ni dónde desean formar su hogar y construir su familia, simplemente desean salir del país porque allí "no hay oportunidades para ellos" o porque sus mejores amigos ya se han ido. Lo más triste de todo esto es que ya no están ni siquiera pensando en ser profesionales para luego buscar nuevas oportunidades afuera, sino que apenas quieren terminar el bachillerato y ya desean salir de Venezuela a probar suerte en otro país.

Esto también empieza a ocasionar un cambio en la manera en la que el mundo ve a los venezolanos: anterior a todo este panorama, los venezolanos ante el mundo eran personas que no necesitaban salir de su país porque en realidad allí tenían lo que necesitaban, eran personas formadas, emprendedoras y que escasamente se veían en las listas de inmigrantes de países extranjeros (con excepción del siempre soñado por muchos latinoamericanos, Estados Unidos). Sin embargo, actualmente las listas de inmigrantes venezolanos en muchos países del mundo están empezando a mostrar incrementos, incluyendo las de inmigración ilegal. 

Yo no recomiendo la inmigración ilegal, no sólo porque no estoy de acuerdo con ella por la problemática evidente que significa para las naciones, sino porque ya es bastante duro tener que adaptarse a nuevas culturas, al desprendimiento de los lazos afectivos con familiares y amigos que se quedan y a empezar a construir una vida nueva lejos de la antigua casa, como para tener que preocuparse por estar al margen de la ley, por ser una sombra en una sociedad que no es la que nos vio nacer y crecer. 

Sin embargo, es comprensible el agobio que muchos venezolanos están sintiendo frente al elevado índice de inflación, a la escasez de productos básicos y a la inseguridad que cada día cobra más y más víctimas. Es de imaginar que el estrés con el que (sobre) vive la sociedad venezolana pueda desencadenar el factor "escape", pero eso no justifica que haya que abandonarlo todo e irse quien sabe a donde sin tener ningún proyecto de vida, sin ningún plan estratégico que incremente las posibilidades de éxito y que disminuya las probabilidades de fracaso.

Si bien es cierto que en el viaje de partida hacia una nueva vida no deja de ser un viaje, cargado de experiencias, aventuras y nuevos retos, debemos estar conscientes de que emigrar implica mucho más que "estoy dispuesto a todo" o "puedo dedicarme a cualquier cosa en otro país". Para emigrar hay que tener ganas (que casi siempre están presentes en todos), fuerzas para construir poco a poco la vida que deseamos, claridad en las metas que queremos alcanzar, seguridad en nosotros mismos al momento de tomar la decisión, grupo de herramientas (o plan estratégico) que nos permita tener una vida según lo que esperamos, con todo lo que la ley pueda disponer, y sobre todo, paciencia para poder superar una de las partes más difíciles en todo el proceso: la separación de los seres queridos.